Shavuot, la última de las festividades de peregrinación, enumeradas desde el comienzo del año judío, cae siete semanas después de Pésaj (6 de siván), al término de la cosecha de la cebada y el comienzo de la de trigo. La Torá (Deut. 16:10) describe esta ocasión como la fiesta de las semanas (heb. Shavuot), que se cuentan desde Pésaj, y como la ocasión en la que los nuevos granos y los nuevos frutos son ofrecidos a los sacerdotes en el Templo. Su definición adicional - el aniversario de la entrega de la Torá en el Monte Sinaí - es de origen rabínico. Shavuot es observada entre los ortodoxos con un estudio religioso maratónico y en Jerusalem, con una convocación masiva a la oración festiva junta al Muro Occidental (de los Lamentos). En los kibutzim, marca el clímax de la nueva cosecha de cereales y la maduración de los primeros frutos, incluidas las siete especies mencionadas en la Biblia (trigo, cebada, vid, higo, granada, olivo y dátil).
El largo verano hasta Rosh Hashaná es marcado por el Nueve de Av (Tishá BeAv, que cae en julio o a comienzos de agosto), es el aniversario de la destrucción del Primer y Segundo Templo. En ese día se cumplen muchas de las costumbres de duelo y de las medidas de autoaflicción de Yom Kipur, incluyendo un ayuno de día completo.
Las comunidades étnicas observan, adicionalmente, rituales y celebraciones particulares. Algunas de las celebraciones más conocidas incluyen la Mimuna, propia de la judeidad marroquí, el día después de Pésaj, celebra la renovación de la naturaleza y sus bendiciones; y el Saharana de la judeidad kurda, después de Sucot, que era la fiesta nacional de los judíos en Kurdistán. Otro evento es la fiesta del Sigd de la comunidad judía etíope, a mediados de noviembre, una celebración que comenzó en Etiopía expresando su anhelo por Sión, y continúa hoy en Israel como una expresión de agradecimiento.
Así, con su diversa población y sus múltiples estilos de vida y actitudes, Israel celebra el ciclo de las festividades y observancias judías de un modo público que revela el carácter judío del país y su centralidad para el judaísmo.